La injusticia siempre tenderá a la decadencia. El sufrimiento de un pueblo no es duradero y solo hace falta una chispa para desatar su inconformidad. La libertad es un derecho de cada ser, no es otorgado por el ser humano, es otorgado por la misma naturaleza al nacer de ella. La libertad es ajena a cualquier religión, estado o sistema económico, es inherente de cada ser viviente y siempre, siempre debe de respetarse.
La opresión es la herramienta para robarle libertad a un pueblo, un concepto que implica romper con la rectitud y la moral. Implica mantener al pueblo al margen de la vida para acorralarlo, para evitar su progreso para evitar que la esperanza surja de la libertad que tienen unos pocos.
Hoy el pueblo libanés busca salir de la opresión, lucha contra sus gobernantes. Busca la libertad que ya alcanzaron otros pueblos y que desea para si mismo. La lucha implica sacrificios, sacrificios de vida y de espíritu. El futuro es incierto pero incluso la inconformidad y la esperanza, convierten esa incertidumbre en certidumbre.
Esperemos que intereses interesados externos no tomen ventaja de la lucha del pueblo para robar lo que están buscando… y es que algunos se preocupan más por el precio de un barril de basura negra.
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